En los últimos años, la tecnología satelital ha recobrado
gran importancia en el terreno de las comunicaciones. El desarrollo
de la fibra óptica parecía que iba a obstaculizar la evolución
de los satélites artificiales de comunicación, como
consecuencia de sus características de transmisión
(Velocidad, Capacidad, Durabilidad…), pero pocos pensaron en
los diversos retos que debía enfrentar esta tecnología de
comunicación (geográficos, climáticos, y sobretodo
financieros).
Para
cumplir el propósito de ampliar las comunicaciones,
integrando todos los rincones de la tierra, la exploración
terrestre no ha sido suficiente. La fibra óptica ha
proporcionado grandes ventajas en materia de comunicaciones,
pero los altos costos de inversión para su desarrollo se
han convertido en una limitante muy importante. Por tal
motivo los satélites artificiales de comunicación aún se
presentan como una buena opción. Relativamente los costos de
inversión son menores, y el alcance es mayor.
Los
satélites artificiales geoestacionarios posicionados sobre
el ecuador aproximadamente a 36,000 km. de la superficie
terrestre, son idóneos para la comunicación en casi todos
los puntos de la tierra. En 1957 se lanzó el primer satélite
artificial Sputnik I de la entonces URSS, 42 años después
operan aproximadamente 600 satélites geoesíncronos o
geoestacionarios (GEOs). En México se cuenta con tres
satélites geoestacionarios: Solidaridad I (1994) y
Solidaridad II (1995), que sustituyeron a los satélites Morelos
I y Morelos II (1985), y el Satmex 5, primer satélite comercial
mexicano que lanza una entidad privada (Satmex) y que
proporciona cobertura a casi todo el continente americano.
La
función de los satélites de comunicación será muy
importante, durante los siguientes 10 años, principalmente
en áreas como: Internet, Educación a distancia, Radiodifusión
(Televisión comercial, Televisión corporativa, Televisión
Directa al Hogar, y Televisión por cable), Telefonía (Internacional,
rural), y Telemedicina. Por ejemplo, en el caso del sector
educativo, desde hace 5 años Edusat desarrolla programas de
alfabetización a distancia en todo el país, cubriendo todos
los niveles. También gracias a la transmisión vía satélite,
el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey ha desarrollado el concepto de "Universidad
Virtual", consolidándose así como líder en Latinoamérica en
el área de educación a distancia.
Según
Satmex - empresa privada que ganó la concesión para la
operación de los satélites mexicanos en 1997 y está
integrada por Telefónica Autrey, Loral Space &
Communications, y el gobierno mexicano - los satélites
artificiales de comunicación serán el medio más eficiente y
rentable para apoyar el crecimiento de la infraestructura de
comunicaciones que requieren los países en desarrollo y se
consolidarán como un aliado en la actividad económica de los
países industrializados.
A
través de las redes satelitales de órbita baja se desea
enlazar a todo el planeta con un menor costo de inversión
que cualquier otra tecnología de comunicación. - Los satélites
de órbita baja se encuentran a una distancia menor que los satélites
de órbita geoestacionaria, en posición perpendicular al
ecuador (aproximadamente a una altitud de 900 a 1300 km de la
superficie de la tierra) -.
De
acuerdo a las investigaciones de Ana Luz Ruelas, en su
texto titulado "México y Estados Unidos en la Revolución
Mundial de las Telecomunicaciones", algunos de los proyectos
conocidos sobre redes satelitales de órbita baja son los
siguientes:
Proyecto
21 (propiedad de Inmarsat con un costo mayor de 1000
millones de dólares); Iridium (una constelación de 66
satélites con un costo de 3.4 mil millones de dólares,
propiedad de 18 empresas de diferentes países encabezados
por Motorola); Globalstar (compuesto aproximadamente por 48
satélites con cobertura global y regional en Estados Unidos,
y con un costo de 1.8 mil millones de dólares); Odyssey (Una
red de 12 satélites con un costo de 1.3 mil millones de dólares,
propiedad de un consorcio de manufactura de tecnología
aeroespacial); Elipso I y II (comprende aproximadamente a 18
satélites en dos planos para proveer únicamente servicio
nacional, su costo es de 180 millones de dólares, y es
propiedad de 6 compañías norteamericanas de comunicaciones
móviles, manufactureras de electrónica y tecnología
inalámbrica, y del banco inglés Barclays). Aries (Una red
que integra a 48 satélites de órbita polar en cuatro planos,
su costo es de 292 millones de dólares y es propiedad de
inversionistas privados y empresas de comunicaciones de
Estados Unidos); Teledesic. (Proyecto de comunicaciones que
integra a 840 satélites del tamaño de un refrigerador, su
costo es de 9 mil millones de dólares, y es propiedad de Craig
McCaw, William Gates, McCaw Development y Kinship Partner).
Prácticamente
a principios del siguiente siglo, no habrá punto en la
tierra sin la posibilidad de comunicación. Las barreras
físicas que apartaban zonas enteras de los cinco
continentes, como desiertos, montañas, océanos, selvas y
polos glaciares ya no serán un obstáculo para las comunicaciones.
Los satélites artificiales proporcionarán cobertura a
regiones donde la comunicación por redes terrestres es prácticamente
imposible, o sumamente costosa. Por ejemplo La Alianza Global
Loral, de la cual forma parte Satmex, repartirá servicios de
video que incluyen difusión de televisión, aplicaciones de
señal directa al hogar, televisión empresarial, servicios
ocasionales, noticias, servicios de Internet, voz y datos.
Estos servicios se ofrecerán a lo largo del continente
americano y Europa, y durante este año se extenderá su
cobertura hacia Asia/Pacífico, India, Rusia, el Medio
Oriente y Sudáfrica.
Aunque
las transmisiones satelitales también tienen algunas
desventajas como las demoras de propagación, la
interferencia de radio y microondas, y el debilitamiento de las señales
debido a fenómenos metereológicos (lluvias intensas, nieve,
y manchas solares), las ventajas son mayores. Por tal
motivo, países como Brasil, Francia, India, Japón, China,
Australia, Gran Bretaña, Italia, Panamá, México y Argentina,
además de los pioneros (Rusia, Estados Unidos y Canadá)
cuentan con un sistema satelital de comunicaciones.